ILIM - INTRODUCCIÓN II

La puerta se abrió de par en par, las pisadas metálicas se acercaban, una figura corpulenta de una mujer, pero de dos cabezas de altura menos que Maegus entró a la sala, llevaba una armadura de metal plateado completa con terminaciones estéticas en oro, una capa de tonalidad lapislázuli con terminaciones tambien en dorado y un casco completo con una pluma del mismo color de la capa, llevaba colgando en la espalda un mandoble con una empuñadura trabajada en metal y hierro con la punta formando una llama, también llevaba una bolsa de tela tejida desgastada. Ildoith la miró de pies a cabeza, inmóvil, y luego preguntó-¿La Orden de la Luz Abrasadora?-, la figura asintió, acto seguido se quitó el casco, lo primero que observaron fue el pelo, amarillo como el trigo, luego vieron su piel, verde, repararon en que dos colmillos inferiores asomaban de su boca, su nariz era chata, sus ojos, azul turquesa y sus orejas puntiagudas.
Por unos segundos, Ohurrat, Barbnibh, Maegus, Ildoith y la semi-orco quedaron en silencio. La semi-orco hizo una reverencia, Capellana Unatash Pluma Plateada de la Orden de la Luz Abrasadora, un placer conocer a los miembros presentes de esta institución-, Ildoith devolvió la reverencia -El placer es mío, Ildoith, a secas- y sonrió. Maegus también hizo una reverencia, -Maegus Gaik, un gusto-, la capellana miró a Maegus -¿Gaik, algún parentesco con Rotagán "León Blanco" Gaik ?-, Maegus asintió -Sí, es mi padre-, ninguno de los tres mestizos hizo más comentarios al respecto, Barbnibh los observaba, inmóvil -Así que, supongo que la Orden la habrá enviado con directivas, y creo que tiene algo para mi- su voz denotaba aburrimiento, impaciencia y fastidio. Unatash giró la cabeza para mirarlo y frunció el ceño, abrió la bolsa y sacó de ella dos lingotes de oro, tenían grabados el símbolo de la Orden, -Su fama lo precede, decano Mikean-, con visible enojo se los entregó a Ohurrat, el cual los tomó y a paso apresurado los dejó en el escritorio.
-Bueno, ahora que ya tiene lo que quería, ¿Podemos hablar sobre el motivo de la visita?-, la sangre orca en Unatash comenzaba a hervir, estaba molesta. El decano dió un largo suspiro de hastío, -Si lo ve muy necesario, si, pero el oro ya está sobre mi escritorio, así que el resto ha dejado de interesarme- dijo mientras pasaba las yemas de sus dedos por los lingotes, -¿No velará por sus alumnos? ¿Aunque sea ellos sabían que vendría?-, Unatash miró a Ildoith y Maegus en busca de una respuesta, ambos negaron con la cabeza.
Maegus se encogió de hombros -Podríamos hablar en la terraza-, -Si, si, me parece una buena idea- se apuró a contestar Barbnibh mientras cerraba con llave su escritorio, con los lingotes dentro. Unatash resopló con disgusto, abrió la boca para comenzar a hablar, Ildoith puso su mano sobre su brazo y le dió un leve apretón, -Vamos-, e hizo un gesto a Maegus para que caminara.

Los tres mestizos salieron al pasillo, todavía Unatash estaba enojada y su respiración lo denotaba -Es que no entiendo, ¿Qué fue todo esto?-, -No lo sé, pero parece ser que ahora somos propiedad de otra organización, ¿o lo estoy entendiendo mal? - preguntó Ildoith encogiéndose de hombros mientras empezó a caminar, guiandolos a la terraza, la semiorco negó con la cabeza -No son propiedad de nadie, la Orden solicitó específicamente a la academia por dos alumnos que cumplieran el requisito de ser mestizos-, Ildoith y Maegus se miraron, Maegus contestó esta vez -¿Por qué?-, ninguno emitió palabra hasta llegar a la terraza, solo el sonido de los pasos los acompañaba.
Ya en la terraza, Unatash caminó hacía la barandilla, las pisadas de metal se acentuaban allí, señaló hacia las montañas, ambos se acercaron.
-Se nos ha informado que en una de las excavaciones mineras de la zona, dieron con una estructura de metal rúdico, con grabados, nadie de los mineros podía precisar el lenguaje, lo único que estaba escrito en letras que ellos podían leer estaba en una placa de hierro en la puerta de la misma.-, sacó de su bolsa la placa de metal, no era más grande que una cajita de música, estaba carcomida en algunas partes por el óxido, pero se podía leer ANAVTIA en ella, mientras ambos la miraban, continuó hablando, bajó la voz -¿Ustedes han sido informado o poseen escritos sobre este tipo de estructuras?-, Ildoith se cruzó de brazos y se inclinó hacia adelante un poco -La realidad es que suena un poco, específico, por así decirlo, pero debe ser algo importante si debemos hablarlo en voz baja-, Unatash asintió -La versión más corta que puedo contarles aquí, y que me han hecho saber en la orden: Es problemático-, Maegus cambiaba la mirada entre Ildoith y Unatash, esperando alguna explicación mejor, ambas se dieron cuenta de su confusión, entonces prosiguió con la explicación -La aparición de esta estructura los puso nerviosos, pensaron en traer un grupo mediano de templarios, pero eso hubiera causado tensiones-.
Ildoith asintió,  -No hay mucho misterio, acaban de de desenterrar algo que no debía ser desenterrado-, Maegus asintió también -Eso parece ser algo posible-, Unatash se encogió de hombros, las respuestas obvias le molestaban -Puede que sea así-, Ildoith preguntó sin dar vueltas -Entonces, ¿Cual es tu misión aquí? Supongo que entiendes que han pagado oro macizo por dos mestizos, y sin ofensa, tu también lo eres- no era ya un tono amigable, ya no quería recibir más evasivas.
El sol ya estaba empezando a bajar, Unatash se cruzó de brazos y cerró sus ojos, dando un suspiro -Solo puedo darles información adicional si aceptan estar bajo mi cargo, por lo pronto, hay que ir hacia la excavación y hacer reconocimiento de la estructura, que no haya sido comprometida, ese es el término que utilizaron en la orden. Lo que la Academia literalmente omitió, fue informar a posibles candidatos que de aceptar ser parte de la misión, la orden tendrá potestad completa de juicio sobre las acciones de los contratados-, Maegus habló, denotaba temor -Pero ya se le dió el oro al decano, ¿Qué pasa ahora?-, -Eso fue un error de juicio de mi parte, Rotagán me puso sobre aviso de que lord Mikean era un avaro sin escrúpulos con quién no podría dialogar, pero jamás pensé que iba a hacer lo que hizo-, las palabras eran transparentes, se notaba en el tono de su voz, Maegus al escuchar el nombre de su padre sonrió, -Todavía pueden negarse, esto fue un proceso con fallas-, paró de hablar, estaba exhausta y su boca seca. Los tres quedaron en silencio.

Ildoith ya estaba aburrida de la conversación, ya la noche estaba al llegar y debía trabajar, -¿Podemos pensarlo un poco? ¿Cuando deberías estar presente en la excavación?-, Unatash la miró -¿De verdad lo pensarás? Bien, debería ir cuanto antes, pero todavía debo ir a ver al embajador de la Orden aquí, se supone que él cerró el trato con la Academia-, Ildoith lanzó una pequeña risita -Jonesee debe estar ya embriagándose en El Barón Felíz, hoy es noche de espectáculos, y hablando de eso…-, dejó que su última palabra se arrastre un poco, -Tendría que, bueno, presentarme allí-, Unatash entrecerró los ojos -¿Por qué?-, Ildoith se encogió de hombros -Entretengo a los presentes con música y luego sirvo bebidas, es dinero sencillo, de otra manera no podría verme así de resplandeciente-, -Pensé que ofrecerías servicios más, especiales- respondió, Maegus enojado se puso frente a frente con la semiorco -Cuidado con las palabras que dices-, Unatash negó con la cabeza, -Me disculpo, me he excedido-, Ildoith se encogió de hombros -Sólo en apariencia, más propina, vamos, aunque sea tengo que ir a buscar mi instrumento-, miró de arriba a abajo a Unatash, -mejor te vistes para la ocasión, esa armadura se ve incómoda para una noche en la taberna-, la semiorco recordó que su arcón con pertenencias personales había quedado en la carreta de la Orden, seguramente ya la habían estacionado y puesto bajo llave -Solo tengo lo puesto debajo de la armadura, debe estar todo sudado ya, pero tiene que servir, es solo una taberna-, Ildoith frunció el ceño, le frustraba como se refería a la taberna como algo de baja clase, pero también le molestaba que no tuviera ropa para cambiarse, y no poder prestarle, puso sus manos en la cintura pensativa y suspiró, rápidamente encontró una solución -Bueno, Maegus buscará algo de ropa limpia que el tenga, y tú vendrás a mí habitación a darte un baño-, Maegus asintió -Voy yendo-, asintió con la cabeza a ambas, saludando y se retiró con paso firme, Unatash miró a Maegus irse -Nunca preguntaste si pensaba ir o si tenía donde quedarme-, Ildoith ladeó la cabeza y burlonamente preguntó -¿Tienes?, Unatash venció sus hombros, -No- contestó.

Sin perder tiempo, Ildoith entró a su habitación, y se dirigió directamente al cuarto de aseo, y comenzó a llenar la tina con agua, esencias y líquido espumante -No se cómo serán las tinas por allí, pero no te arrepentirás- gritó Ildoith desde adentro del cuarto para que la oiga a pesar del sonido del agua corriendo.
Unatash entró a la habitación y cerró la puerta, soltó un pequeño gruñido en respuesta a Ildoith y comenzó a quitarse la armadura, sintió el alivio en sus hombros al deshacerse de las pesadas placas de metal de las hombreras y por primera vez en el día su torso recibía aire del exterior. Sus piernas se relajaron y sus pies por fin podían airearse. Hizo algunos movimientos de estiramiento y sus huesos se acomodaron, cruzó sus brazos y masajeó sus hombros, no pudo hacerlo con mucha fuerza porque estaban contracturados y el ciatico también, lo que hacía que le doliera la rodilla izquierda. Reparó en el espejo en la pared y observó el lamentable estado de su ropa, arrugada, sucia y sudada, lamentó no tener el arcón. Se quitó la ropa completamente y no se preocupó por doblarla, la hizo un bollo y la dejó en una de las esquinas del cuarto junto a la pila con las piezas de su armadura.
El ruido blanco del caer del agua paró e Ildoith salió del cuarto de aseo -Ya está listo, puedes pasar-, no le escandalizó ni sorprendió el hecho de que estuviera sin ropa, de hecho, la observó, la armadura la hacía más ancha de lo que era, tenía los músculos marcados, pero no le deformaba la figura y notó en el caminar de Unatash las molestias de su cuerpo, los hombros encorvados y una pequeña cojera en la pierna izquierda, pero no notó cicatrices en su cuerpo, también notó que su piel no tenía a simple vista la dureza y porosidad características en los orcos y descendientes mestizos de la raza.

Entendió por qué Ildoith tardó tanto en salir, había puesto en dos bancos una toalla y jabón, crema para el cabello y los diferentes frascos de aceites corporales, recordó brevemente que su último baño había sido a la vera de un río y el ínfimo jabón que usó ya había sido usado por el conductor del carruaje y lo había dejado en pésimo estado, se cuestionó si debía darse tantos lujos, pero la Orden nunca había impuesto sobre nadie que vivir para servir significa vivir mal, pero el caso también era que no tenía ni idea como usar ninguno de esos productos más allá del jabón.
Se metió en la tina espumante y con olor a flores, el agua caliente comenzó a surtir efecto en su cuerpo, las zonas doloridas palpitaban como un corazón con esporádicos choques eléctricos el la zona ciática, era doloroso al principio, pero luego se sentía más aliviada. Entre el aroma floral y el vapor, se dejó deslizar y se acostó lo más que pudo en la tina y cerró los ojos. Paz y silencio.
Sintió que dos manos de tamaño pequeño se apoyaron en sus hombros, normalmente se hubiera alertado, pero por su olfato podía reconocer el olor de Ildoith, era muy frutal, seguramente debido a sus productos de aseo -¿Qué haces?- preguntó en un tono monótono y calmo. Ildoith se había puesto una bata, comenzó a masajear la zona contracturada en sus hombros, de vez en cuando sentía pinchazos eléctricos, Ildoith comenzó a hablar en voz baja y calma para no romper la atmósfera de relajación -Fuiste muy convincente allí afuera, tu papel de experimentada miembro de la Orden fue excelente, pero, acabo de verte, no tienes marcas en el cuerpo, ni un moretón, tu piel está suave y tus manos también, y mírate, no puedes resistir el peso de la armadura que llevas sin consecuencias-, Unatash no abrió los ojos y seguía aceptando el masaje -Nunca pretendí darle más importancia que la debida a mi título, en cierto punto soy igual que ustedes, mandada a revisar algo que no tengo idea de que es, pero que parece peligroso-, los hombros le dejaron de doler, comenzó a sentir una comezón, la sangre había comenzado a circular, se estiró el cuello y algunos huesos sonaron y se acomodaron en su lugar, Ildoith se movió de lugar y comenzó a masajear la pierna izquierda, -¿Dónde aprendiste esto?- le preguntó, Ildoith rió -Otra buena fuente de dinero, eh, demasiados nobles cargando armaduras ceremoniales sin entrenamiento, como tú. Entonces, Te han mandado a una misión posiblemente suicida, ¿y por qué nos han metido en el medio?-, Unatash jugueteó un poco con el agua, abrió sus ojos un poco para verla, -Las épocas de heroicos caballeros y poderosos magos vagando por el mundo aventurandose están tocando su fin, los mestizos, como nos llaman, somos un recordatorio de esas épocas, somos respetados y odiados a la vez, los reinos proclamaron que somos ciudadanos especiales, pero tenemos menos derechos que un simple plebeyo, no pueden matarnos directamente, así que nos mandan a lugares donde ellos temen, esperando nuestra muerte-, su pierna tembló por un shock eléctrico, luego se calmó, Ildoith se levantó -Mojate la cabeza- le ordenó, Unatash metió la cabeza bajo el agua por unos segundos y luego la sacó, sintió la crema para el pelo en su cabeza y luego las yemas de los dedos comenzando a masajear el cuero cabelludo y toda la extensión de su cabellera, se sentía relajante, Ildoith continuó la conversación, -¿Y tú estás de acuerdo? Es un plan de exterminación racial retorcido, quiero creer que te das cuenta de la situación-, Unatash suspiró -Hay demasiadas zonas grises en ese plan, la realidad es que los bastardos mestizos de un noble podrían ser exentos de ser reclutados para estas tareas, pero luego se condenan a una vida de plebeyos y granjeros. Rotagán pudo optar negarse a la Orden y dejar que su hijo viviera aquí por siempre en la Academia-, Ildoith se levantó, se secó las manos brevemente en la toalla -Sumérgete para enjuagarte el pelo, ¿Por qué no lo hizo?-, -Por ti- respondió Unatash dijo y luego se sumergió.
-¿Y yo que tengo que ver?- tomó el jabón y comenzó a pasarlo por la espalda de Unatash, -Rotagán y Maegus mantienen contacto semanal y él, le cuenta a su padre sobre ti, ocupas un lugar importante en su vida, hasta de lo que hacen en privado, y sus intenciones a futuro-, paró en seco, estaba tan concentrada en el baño que olvidó que no debía divulgar conversaciones privadas de un noble, intentó pararse de la tina, pero Ildoith puso las manos en sus hombros y se lo impidió: -¿Intenciones?-, Unatash suspiró, ya había metido la pata: -Maegus quiere que seas su esposa- dijo seriamente. Ildoith lanzó una fuerte carcajada, el rostro de Unatash denotaba pena -¿Acaso es tan descabellado?-, Ildoith se secó las lágrimas de la risa, recuperó la compostura -Creo que fui demasiado lejos con él-, miró a Ildoith nuevamente, esta vez sus ojos la juzgaban: -Tu sabes que es un muchacho inocente y confiado. ¿En serio juegas con él?-, Ildoith se puso sería también: -No, la realidad es que si, he desarrollado cierto afecto por él, pero no hasta ese punto-, -Pero ustedes han mantenido relaciones carnales-, Ildoith la interrumpió: - ¿Quien está siendo inocente ahora?, igual descuida, no voy a romperle el corazón y tampoco voy a mantenerlo en suspenso, si él llega a proponerlo, aceptaré, ya tengo casi treinta años, la belleza de la juventud no va a durar para siempre-.

De algún modo retorcido, Unatash se sintió aliviada de que el hijo de Rotagán no fuera a sufrir. Salió de la tina y se secó. Maegus no había traído aún ropa, y la cama doble de la habitación se veía confortable, pensó que debía pedir permiso para usarla, pero dejó de lado sus modales. Se desplomó boca arriba, las plumas se amoldaron a la forma de su cuerpo y se relajó como no lo había hecho en semanas, cerró sus ojos, sentía todavía la frescura de la crema capilar y el olor floral del jabón recién pasado. El costado izquierdo de la cama se hundió un poco, entreabrió el ojo izquierdo y vio a Ildoith subirse a la cama y acostándose a su lado, -¿Qué haces?- preguntó, pero no estaba indignada, solo tenía curiosidad, -¿Puedo pedirte un favor?- preguntó Ildoith, su voz mostraba duda, -¿Qué favor?- dijo Unatash, acomodándose para darle más espacio, -Faltan aproximadamente tres horas para que deba ir a la taberna, pero por las noches no duermo bien, y quisiera dormir un rato-, Ildoith lanzó un bostezo, Unatash se puso de costado, -¿Quieres que me vaya?- preguntó desconcertada, Ildoith negó, -Se nota que tú también necesitas unas horas de sueño-, Unatash volvió a preguntar, -¿Entonces cuál es el favor?-, Ildoith se acomodó también de costado, -Verás, sufro de pesadillas recurrentes, aquí nadie pudo darme una solución, pero, si duermo acompañada, las pesadillas no llegan-,  Unatash río levemente -Suena como una excusa elaborada para convencerme de compartir cama, aunque desde un primer momento iba a hacerlo, es demasiado amplia y espaciosa para ambas-, Ildoith sonrió, -Perfecto, ¿Entonces puedo cambiar el favor?-, Unatash levantó una ceja, -¿Ahora qué?-, Ildoith la miró, luego dejó salir una sonrisa, -¿Puedo pedir que me abraces?-, Unatash suspiró, -Es un pedido raro, no lo negaré, pero aceptaré, debo repagar la hospitalidad, pero no intentes nada raro-, Ildoith asintió. Unatash pasó uno de sus brazos por debajo de ella, eran lo suficientemente grande para casi contener la mitad de la espalda y se la acercó hasta que Ildoith quedó con la cabeza apoyada en su hombro, luego dobló el brazo y lo puso en su estómago, casi la cubría por completo.
Ildoith inspiró suavemente, el perfume en Unatash le quedaba bien, y se sintió envuelta como si estuviera en un campo de flores, suspiró -Brazos macizos pero elegantes-, Unatash sonrió -Gracias, ¿pero qué pasará con Maegus, si me trae la ropa?-, Ildoith levantó la cabeza para mirarla, -No te preocupes, tiene una de mis llaves-, Unatash insistió -¿Entonces podrá vernos así? ¿No crees que se presta a malinterpretación?-, Ildoith negó, -No eres la primer mujer que duerme así aquí, además, no hago cosas a espaldas de él, si hubiera querido hacer algo más que dormir, él hubiera sido el primero en saberlo, ahora, ¿Podríamos cerrar los ojos?-. Unatash asintió, Ildoith cerró los ojos y se durmió al instante, pero Unatash pasó un rato mirando al techo mientras recordaba la charla anterior, Ildoith era una mujer inestable sentimentalmente y lo cubría con su apariencia externa y manera de actuar hacia los demás. Había un gran egoísmo en ella, pero también una gran compasión hacia los que la rodeaban. No sabía hasta qué punto Maegus podía comprender el torbellino de emociones que pasaban por ella o siquiera si comprendía lo que ella hacía, y si lo hacía,  ¿Por qué se había encariñado tanto con ella?, pensó en Lord Rotagán, ¿Acaso él comprendía algo que ella no?, pensó en ella misma, ¿Por qué trabajaba para una estructura de sociedad que la despreciaba?, cerró sus ojos y se dejó llevar al sueño.

Ninguna de las dos se despertaron a las tres horas, las primeras luces de la mañana entraron por la ventana. Unatash fue la primera en despertarse, no había dormido tanto y tan cómoda en semanas, Ildoith seguía durmiendo, totalmente abrazada a su brazo, pudo verla detenidamente, despojada de su actitud exterior hacia los demás, no era más que una persona privada del afecto desde temprana edad, sintió un poco de pena por ella.
Ildoith comenzó lentamente a despertar también, cayó en la cuenta que había dormido de más, y se frustró, -Cumpliste tu palabra- le dijo con la voz ronca de recién despertada, -Pero he perdido oportunidades de ganar algo de dinero-, Unatash suspiró -¿Acaso lo que dije en la terraza era mentira?, te dedicas a algo más que servir mesas, ¿Cuánto ganas con eso?-, Ildoith lo pensó un momento, -¿Una buena semana? Cincuenta monedas- le contestó, se sintió contrariada al saber la suma, los burdeles de no mestizos tenían una tarifa de cien monedas semanales sólo por uno de los servicios, lo sabía, porque los frecuentaba bastante, trabajar para la Orden principalmente eran viajes largos y agotadores y noches solitarias y frías, a menos que pagara. Acercó a Ildoith un poco más y pasó su otro brazo por detrás, abrazándola completamente, -¿De verdad te gusta hacer eso?-, Ildoith sonrió, -¿Te refieres a darles baños personales a nobles maduros y ancianos? Para nada, pero les recuerda sus buenas épocas-, Unatash lanzó un pequeño gruñido, -Voy a agregar a tu paga cien monedas diarias, con la condición que dejes de frecuentar esos lugares, no eres mercancía de nadie-
Ildoith no entendía a qué se debía todo este súbito interés, pero de alguna manera sabía que podía salirse de los caminos que la vida actual la llevaba, -¿Y entonces qué haré? ¿Viviré de lo que tú me das? Además, ¿De dónde sacarás tanto?-, sintió que la apretaba aún más fuerte, -Ayudenme a terminar esta misión, están bajo la ley de la Orden por seis meses, dejen este lugar y viajen conmigo-, Ildoith logró liberar uno de sus brazos y puso su mano contra la mejilla de Unatash -¿Por qué sientes la necesidad de protegerme?-, Unatash se sonrojó y no supo qué responder, hubo un silencio incómodo, gradualmente ambas se separaron -¿Lo pensarás, cierto?, le preguntó y se incorporó. Alguien golpeó la puerta, -Señorita de la Orden, tengo sus pertenencias-, la voz de Maegus se escuchó del otro lado de la puerta, -Pasa- dijeron al unísono, Maegus entró con el cofre de viaje designado por la Orden, no era un cofre viejo ni dañado, sus bisagras eran nuevas y reforzadas con filamentos de oro. Notó a Unatash sin ropa y bajó la mirada, -Perdón, no quería ver-, se apuró y lo dejó cerca del espejo, sin mirar más allá del suelo, -Estaré en el comedor-, y dando tres trancos salió de la habitación. Ambas sonrieron, -Si- dijo Ildoith, -Lo pensaré-.

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